NUESTRO
BLOG
EL ORIGEN DE LA VAINILLA
Durante el reinado del Rey Teniztli Tercero de la Dinastía Totonaca, nació una niña llamada Tzacopontziza, quien poseía una belleza extraordinaria y fue consagrada al culto de la diosa Tonacayohua que era adorada por doce jóvenes consagradas desde la infancia que le rendían tributo.
Un día, cuando Tzacopontziza salió del templo a buscar animales para ofrendárselos a la diosa, se encontró con un joven llamado Zkatan-oxga, quien se había enamorado profundamente de ella.
A pesar de que estaba prohibido amar a la princesa y estaba penado con la muerte, el joven huyó con ella hacia las montañas. Sin embargo, su huida fue interrumpida por una criatura que les arrojó fuego, lo que hizo que retrocedieran y se toparan con los sacerdotes del templo. Sin darles oportunidad de hablar, degollaron a los jóvenes y arrojaron sus cuerpos por un barranco.
En el lugar donde cayeron los cuerpos, las plantas y hierbas empezaron a secarse y un arbusto creció en poco tiempo, cubriéndose con un follaje tupido. Luego, junto al arbusto brotó una orquídea trepadora que envolvió el tronco del árbol en pocos días y creció llenándose de hermosas flores.
La gente sacó en conclusión que era una planta sagrada que se convirtió en objeto de culto y ofrenda divina en los adoratorios totonacos. De la sangre de la princesa nació la vainilla, conocida como «Xanath» en totonaco y «Tlilxóchitl» en azteca.