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Better Call Nacho
Pongámonos en situación:
Piedras Negras, estado de Coahuila. México.
Año 1943.
Clientas (esposas de soldados norteamericanos) en un pequeño restaurante llamado El Moderno, también conocido como Club Victoria.
Llaman al camarero. Este se acerca.
-Queremos comer algo, venimos extasiadas tras estar de turismo y compras.
(Camarero agobiado, no tiene casi nada en cocina. Consulta al chef Jose Evan Chio Lu y este decidió salir del paso inventando… y guiando a Ignacio en la receta, que llevaba totopos, queso, jocoque y chiles jalapeños).
Aquella creación maravilló a las comensales que le preguntaron al camarero por su nombre.
-Oh My God!, ¡qué bueno está! ¿cómo se llama?
(el camarero mira a su alrededor, le cae una gota de sudor frío, recuerda que su santa madre le adjudicó el nombre de Ignacio al nacer, y piensa erróneamente que se refieren a Él haciendo muecas)
– Ehmmm, Nacho! ¡me llamo Nacho! (sonríe burlonamente, orgulloso por haber «ligado»)
El inocente Ignacio Anaya no tenía idea de que estaba formando parte de la historia gastronómica en ese mismo momento de sudor y «pánico escénico».
Así empezó TODO.
Los nachos pueden ser acompañados de multitud de aderezos y salsas. Eso sí, los mejores ya sabes donde puedes tomarlos sin tener que ir tan lejos, solo basta con acercarse a la calle Pedro Antonio de Alarcón, o a la Calle Varela de Granada y pedirle al camarero el plato que Ignacio Anaya dejó para la posteridad y que actualmente es uno de los más consumidos y estandarizados en todo el planeta.
Los cálculos afirman que, tan solo en Estados Unidos, se consumen más cantidad de nachos que de hot dogs.
Así que, ¡Celebremos por Nacho, y brindemos con Margaritas! 😉
En El Delirio tenemos una extensa carta de Nachos: los clásicos Guacamole o Cuatro quesos (aunque más completos que nunca), los Rotos (con huevos estrellados, entre otros ingredientes), Los Machos, los Norteños (al estilo de Baja California) y los Michoacán (inspirados en la enchilada suiza). ¡NO TE LOS PIERDAS!